Vemos un futuro que en realidad no es tal, porque ya estamos inmersos en él. Los tiempos de la innovación se han vuelto vertiginosos, y en esta especie de “Futuro continuo” en que vivimos, mantener los viejos y queridos procedimientos de toda la vida no es practicable.
Sería como un certificado de defunción. Uno de los mayores gurús tecnológicos de la actualidad, que además es uno de los padres de Internet, afirma que hay tres clases de empresas: Las que se digitalizaron, las que van a digitalizarse y las que desaparecerán.
En este marco, debemos entender que “digitalizarse” no es comprar más hardware y más software. Ni siquiera es capacitar y capacitarse. Todo eso es indispensable pero no suficiente.
La auténtica digitalización, la verdadera innovación está dada por el cambio de “Mindset”; o sea “desaprender” lo que dábamos por sentado e inmodificable simplemente porque “siempre se hizo así…” y asumir que necesitamos abrirnos a cambios verdaderamente radicales que modificarán todos y cada uno de los procesos de una organización.
Nada de eso será posible si no seleccionamos a los mejores en cada área, y de eso se ocupa nuestro sistema.