El tan mencionado concepto de “Responsabilidad Social Empresaria” (RSE) habla de un conjunto de compromisos que toma una empresa y serán su contribución para solucionar los problemas de la comunidad. Sea que pueda hacer poco o mucho, debe demostrar cristalinamente la seriedad de ese compromiso. Aunque lógicamente no atenderá todas las dificultades (tampoco le corresponde hacerlo) la organización deberá demostrar que honrará los valores que públicamente anunció.
Los escándalos dentro de una compañía pueden condicionar la opinión que la sociedad tiene de ella y neutralizar los mejores enunciados. Su reputación es extraordinariamente valiosa, y debe difundirse de tal manera que se vea que la empresa comparte los mismos valores que la comunidad en la que se inserta. Como siempre, será mejor prevenir que curar, y hay muy buenas herramientas para lograrlo. Veamos una muy recomendable.
NO es un taller cualquiera
No hablaremos aquí de una capacitación más los miles posibles para ofrecer a tus empleados. Esta tiene una importancia crucial. Tanto es así, que si sus resultados en la practica no son buenos, es inútil que plantees otras formaciones, porque será como establecer cimientos sobre arenas movedizas.
Se trata de capacitar en ética laboral. Instruir colaboradores en este tema es fundamental porque invariablemente se trata de los valores que se aplican dentro de la compañía. Además de los que se inculcan en la infancia, se puede seguir trabajando en el fortalecimiento de un buen sistema de valores corporativos, respetables y respetados por cada incumbente.
Esa capacitación ética es vital para que cada trabajador conozca e identifique diversas encrucijadas morales, y estén atentos a los dilemas éticos que puedan producir sus acciones. Esto debe hacerse permear en primer lugar a los más altos directivos, porque es frecuente ver que algunas empresas tratan de ocultar escándalos creyendo que así no perjudican la imagen empresarial.
En realidad, sucede lo contrario. Cuando se conoce el entuerto (lo cual sucede siempre, más tarde o más temprano) el perjuicio para la consideración que la empresa tiene por parte de la sociedad es mil veces peor que si se hubiera expuesto el problema apenas se manifestó, tomando medidas correctivas veloces.
Además, bien implementada, esta capacitación hace que cada colaborador comprenda que ser responsable éticamente es indispensable para mantener un clima laboral optimo. Y por cierto, una buena formación en ética empresaria es de gran ayuda para cada individuo cuando hablamos de insertarse en el mercado laboral.
En la practica
Pasando a la acción, tendremos que establecer algunas pautas que servirán de guía para nuestro taller.
o Preparar los contenidos: sean textos, diapositivas, escenificaciones de historias; que nada quede librado al azar porque si hay algo que garantiza el fracaso del taller es mostrar improvisación.
o Informar adecuadamente los objetivos del taller; especialmente, que se pretende que los colaboradores incorporen los valores de la empresa.
o Formato: Duración, frecuencia, destinatarios, días y horarios, y si se tratará de diálogos abiertos, simulaciones, cuestionarios, lecturas o casos de estudio.
Una de las actividades más recomendables es abrir la participación de todos los asistentes. Es muy útil proponerles que ellos sean los que aporten ideas para mejorar los niveles éticos de la compañía y poder transmitir esa mejora a la sociedad.
Esto hará que todos se sientan llamados a optimizar el propio entorno laboral, y sea mas sencillo encontrar soluciones a problemas de ética presentes o por venir, porque contaremos con un “menú” más amplio de propuestas para hacerlo.
Lo moralmente ético para una empresa consiste en que sus miembros puedan diferenciar claramente lo correcto de lo incorrecto. Por muy buena formación en sólidos valores que ya ostenten cuando llegan a la compañía, hay que inculcarles los propios de la organización, y verificar que no se aparten de ellos a largo de su vida laboral con nosotros. Así encontrarán la manera de relacionarse con el código de ética de la organización.