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METODOLOGÍAS AGILES: LO QUE HAY QUE SABER (Y porque, aunque no las veamos, siempre están ahí)

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“El software se comió al mundo”, pontificó un día uno de los primeros Gurús de Silicon Valley. Fue su manera un tanto brutal de decir que casi nada puede hoy prescindir de la digitalización, salvo tareas sumamente rudimentarias o que requieran un talento artesanal inigualable. Y eso, por ahora…
Pero para poder “comerse al mundo”, el soft (mejor dicho, sus creadores) necesitaron de un profundo proceso de introspección y posterior reformulación de sus métodos. Al comienzo de esta “Revolución digital”, o “Revolución industrial 4.0”, como se prefiera (aunque hay quien dice que no es exactamente lo mismo) ciertos desarrolladores de software vieron que ya no era posible satisfacer la gigantesca demanda que se registraba con los métodos de desarrollo que se seguían hasta entonces.
La industria del software necesitaba una reformulación de raíz para modificar sus planteamientos de trabajo, porque resultaban muy rígidos y por lo tanto ineficaces para responder a lo que estaba pasando. Había que cambiar.
De tales circunstancias nacieron las metodologías “agile” (ágiles, en inglés) que aparecieron para transformar lo que había, resultando las responsables del enésimo “cambio de paradigmas” en lo que va de este siglo, esta vez centrado en los núcleos neurálgicos de producción del nuevo insumo indispensable para el mundo: El software.

¿Y qué pasó?

Sucedió entonces que, en marzo de 2001, 17 profesionales de alto nivel se reunieron en Salt Lake City (Utah, EE.UU.) para debatir sobre este problema, convocados por Kent Beck, quien poco tiempo atrás había publicado su libro “Extreme Programming”, en el que vislumbraba lo que podía hacerse. Allí nació el término “Métodos Ágiles” de trabajo, para definir a aquellos que estaban surgiendo y comenzaban a ser probados como alternativa a los tradicionales, ya vistos como excesivamente pesados y duros, por ser muy normativos y con alta dependencia de planificaciones minuciosas previas al desarrollo.
Todo eso ralentizaba el desenvolvimiento de los equipos de programadores, haciendo imposible responder a los nuevos requerimientos. También había ya que seleccionar a nuevos y disruptivos talentos con nuevos y más eficaces medios, haciendolos dar lo mejor de cada uno y más. Y así, tras arduos debates e intercambios de experiencias, surgió el “Manifiesto Agile”.

¿Y qué dice?

Lo sintetizaron en cuatro puntos y doce principios:
Manifiesto Ágil:
“Estamos poniendo al descubierto mejores métodos para desarrollar software, haciéndolo y ayudando a otros a que lo hagan. Con este trabajo hemos llegado a valorar”:
 A los individuos y su interacción antes que a los procesos y las herramientas.
 Al software que funciona más que a la documentación exhaustiva.
 A la colaboración con el cliente, por sobre la negociación contractual.
 Y a la respuesta al cambio más que al seguimiento de un plan.
“Aunque son importantes los elementos de la derecha, valoramos más los de la izquierda”, acotaban.

Y los 12 principios eran, textualmente:

“Nuestra principal prioridad es satisfacer al cliente a través de la entrega temprana y continua de software de valor”.

  1. “Nuestra principal prioridad es satisfacer al cliente a través de la entrega temprana y continua de software de valor”.
  2. “Son bienvenidos los requisitos cambiantes, incluso si llegan tarde al desarrollo. Los procesos ágiles se doblegan al cambio como ventaja competitiva para el cliente”.
  3. “Entregar con frecuencia software que funcione, en periodos de un par de semanas hasta un par de meses, con preferencia en los periodos breves”.
  4. “Las personas del negocio y los desarrolladores deben trabajar juntos de forma cotidiana a través del proyecto”.
  5. “Construcción de proyectos en torno a individuos motivados, dándoles la oportunidad y el respaldo que necesitan y procurándoles confianza para que realicen la tarea”.
  6. “La forma más eficiente y efectiva de comunicar información de ida y vuelta dentro de un equipo de desarrollo es mediante la conversación cara a cara”.
  7. “El software que funciona es la principal medida del progreso”.
  8. “Los procesos ágiles promueven el desarrollo sostenido. Los patrocinadores, desarrolladores y usuarios deben mantener un ritmo constante de forma indefinida”.
  9. “La atención continua a la excelencia técnica enaltece la agilidad”.
  10. La simplicidad como arte de maximizar la cantidad de trabajo que no se hace, es esencial.
  11. Las mejores arquitecturas, requisitos y diseños emergen de equipos que se autoorganizan.
  12. En intervalos regulares, el equipo reflexiona sobre la forma de ser más efectivo y ajusta su conducta en consecuencia.


Estos postulados permearon en todo el ámbito internacional del desarrollo de software, primero en las pequeñas “startups” y luego en las grandes corporaciones (y por supuesto, en las muchas que al momento de surgir estas nociones eran pequeñas startups y hoy son grandes corporaciones)
Así que al día de hoy podemos estar seguros, al sentarnos frente a nuestra computadora, Tablet o al tomar nuestro teléfono móvil, que aquello que lo hace funcionar ha sido creado siguiendo estos principios.

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ROBERTO PEREZ

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